El despropósito de la Ministra de Educación.
El éxito de la política de aislar y romper cualquier consenso con el Partido Popular, llevada a cabo por el Presidente de Gobierno el Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, augura el fracaso de la nueva Ley Orgánica de Educación.
Esta mañana la ministra de Educación y Ciencia, María Jesús San Segundo ha demostrado una vez más el carácter totalitario e impositivo del ejecutivo socialista. El rodillo parlamentario del tripartito formado por los nacionalistas independentistas de Ezquerra, Izquierda Unida y los socialistas ha acabado con las modificaciones de consenso alcanzadas en el Senado.
El Gobierno Español aprueba así una Ley sobre Educación que solo les gusta a ellos y a sus socios minoritarios, por lo qué es más que previsible que un cambio de gobierno produzca la derogación y modificación de la Ley. El Gobierno Español debería haber buscado un acuerdo global sobre educación, en vez de obsesionarse con acabar con cualquier iniciativa del gobierno anterior, por buena que esta sea para la sociedad en su conjunto.
El Presidente de Gobierno debería superar sus instintos más viscerales, y olvidar sus odios antagónicos y ancestrales, para buscar un acuerdo en materia de educación. Los ciudadanos merecemos un respeto. No se puede modificar una ley con el solo propósito de que deje de tener la rubrica del anterior ex-presidente. Y más aún cuando se deroga una Ley que buscaba la Calidad y que había sido consensuada con la inmensa mayoría de los sectores interesados, por una ley sobre Educación que por primera vez en la historia de la democracia ni si quiera buscar mejorar la calidad ni mejorar ningún aspecto del sistema educativo, sino que es más un reflejo del rencor y el odio de algunos políticos españoles.
La Ministra encargada del despropósito, al finalizar el acto por lo que se aprueba la sexta Ley de Educación de la democracia, y evidentemente no lo última gracias a su falta de sentido de Estado, decía “que era una ley en la que cabían todos y que no se había hecho contra nadie”, aunque omitía, contra nadie que fuese radical y de extrema izquierda, por qué desde el principio tuvo el despropósito de no contar con el Partido Popular. Que era la única fuerza que podía asegurar la estabilidad de esta nueva ley. Ley que, gracias a la desafortunada gestión de ZP, nace muerta.
