miércoles, junio 28, 2006

La corrupción política y el PNV.

Si algo sabemos los historiadores es que uno de los mayores avances políticos y sociales de los últimos tres siglos ha sido que los políticos sean responsables judicialmente de sus actuaciones.

No sólo es un avance social en la igualdad de todos los ciudadanos, el que los políticos, al igual que cualquier ciudadano, sean responsables de sus actuaciones ante los Tribunales, y que en consecuencia estén sometidos al imperio de la ley. Sino que supone poner fin a la corrupción política, ya sea está entendida como enriquecimiento ilegitimo a costa de los ciudadanos o el abuso de poder.

Si no fijamos en este último punto, el abuso de poder, es justamente lo que ayer provocó la desfasada frase del Sr. Arzallus, que vino a decir está perla lingüística propia de cualquier dirigente fascista: "puede llegar el momento en que impugnemos la Constitución y no la acatemos".

El Sr. Arzallus se siente incomodo al ser llamado a declarar por un Juez. Juez sujeto a un procedimiento legal y que ésta sujeto a responsabilidad civil y penal por sus actuaciones, pese a lo cuál el Sr. Arzallus no dijo en ningún momento que lo que estaba haciendo dicho juez era ilegal, imparcial o no obedecía a la acción normal de la Justicia de cualquier país democrático. Ante este hecho, para el Sr. Arzallus, lo que tiene que hacer su partido, el PNV, es impugnar la Constitución y no acatarla, porque claro ésta, que se llame a declarar al dirigente de un partido político en el poder, es un acto impropio de una constitución democrática. Por lo cuál, hay que impugnar semejante acto de igualdad y lucha contra el abuso del poder. Que país este España, en lo que los dirigentes políticos deben responder sus actos delictivos ante la Justicia.

El Sr. Arzallus, evidencia una postura demasiado frecuente en los últimos tiempos en los políticos en el poder de este país. Y para esto, nacionalista y no nacionalista parecen ser iguales. Una tendencia proclive a pensar de que están por encima de la Ley, y que pueden hacer y deshacer a su antojo sin responder ante nadie, con lo simple excusa de que la responsabilidad política, penal y civil la purgan las urnas. Cuando es todo lo contrario. Si hay elecciones, es para que los políticos tengan en cuenta que el signo político de un gobierno puede cambiar. Lo que significa que los responsables políticos del gobierno pueden cambiar, y dejar al descubiertos las chapuzas e irregularidades que hubiesen cometido sus predecesores, para que rindan cuenta, si fuese necesario, ante la opinión pública y los Tribunales de Justicia.

La urnas solo purgan las responsabilidades políticas impopulares del gobierno o coalición de gobierno saliente, es decir, solo purgan la impopularidad social de la acción de un gobierno, pero no significa que está purga acabe con la responsabilidad penal o civil que sobre su actuación se pueda producir. Un principio básico de la democracia occidental europea. Esa democracia occidental europea que hoy rige en España para incomodo del Sr. Arzallus.

El hecho de que un dirigente político exprese ante el hecho de ser llamado a declarar que puede darse el caso que no acate dicho sistema judicial, no debe poner sobre aviso sobre las prácticas políticas de dicho político y su partido político, en este caso el PNV. Cuando un dirigente político con la experiencia del Sr. Arzallus se cree estar por encima de la ley, y en consecuencia ser superior a los demás, lo único que demuestra son sus concepciones despóticas y autoritarias del poder, además pone de manifiesto un hecho evidente, ¿qué quiere ocultar a la Justicia?

El PNV, con el Sr. Arzallus al frente, ha estado sumergido en sospechas de corrupción política a nivel institucional y de déficit democrático durante muchos años. Quizás, sean estas las razones que han impulsado la actual campaña que parecen dirigir los dirigentes